popstrap.com Los Viajes de Dylan: 2018

15/10/18

Las Hermanas Del Olmo-Toribio presentan: Cairns y sus alrededores

Hola de nuevo familia, tras algunos meses desaparecida por aquí vuelvo con una publicación cargada de anécdotas y lugares idílicos. Tras unos meses de estudio y trabajo por fin ha tocado viajar y conocer un poquito más de este gran país. En esta ocasión conté con la compañía de Yoli: amiga, compi de casa y hermana. Juntas hemos volado hasta Cairns, una ciudad al noreste de Australia famosa por ser uno de los mejores puntos para visitar la Gran Barrera de Coral Australiana. Efectivamente nuestro principal objetivo era visitar el coral y ya de paso descubrir toda esa zona. Para ello contamos con la ayuda de Curra, nuestra fantástica "caravana" del 97. ¿Por qué Curra? simplemente era blanca, le faltaba la cresta de arcoíris para ser Curro. Durante el viaje tuvimos un fiel compañero que aparecía nada más empezar el día, un pavo y era señal de buena suerte, la mañana que no aparecía junto a curra algo malo pasaba. 

El primer día fue toma de contacto con Curra, Cairns y por supuesto visitar a María. En general la ciudad (Cairns) no vale mucho la pena, es como un Benidorm añejo, tiene un bonito paseo marítimo y ya. La gente era muy agradable, nos dimos cuenta durante el viaje que Sydney es un mundo a parte, la gente fuera de la gran ciudad es más abierta, amable, simpática... son amor en todos los sentidos. Nada más llegar fuimos a una de las miles agencias de información al turista y nos atendió un muchacho muy apañado que nos recomendó una de las mejores compañías para visitar el coral y además nos medio planeo la semana, nos dio muchos consejos y rincones no orientados al turismo de masas, acertó en cada uno de ellos. 


El primer día decidimos dormir en un Parking junto a otra caravana, un parking todo iluminado, una trampa asegurada para ser pillados por la policía y efectivamente a las 5 am teníamos a dos amables policías que simplemente nos pidieron abandonar el parking. Decidimos conducir hacia Glacier Rock pero un tronco en el camino impidió tomar esa ruta, finalmente visitamos unas cascadas y decidimos hacer otra ruta que sorprendentemente acabó en el Glacier Rock, casi 5 km en total sin cruzarnos con nadie. Con ese nombre era lógico esperar una roca blanca (suposiciones de Yoli) pero nada más lejos de la realidad, eran vistas de la costa, montaña, Cairns y pueblecitos. De esa casi salimos ilesas, todo fue bien, a excepción de dos sanguijuelas en los tobillos de las cuales me deshice rápido y no dieron castigo ninguno durante todo el viaje. La segunda noche la pasamos en el parking de las Crystal Cascades, se nos hizo de noche pero aun así pudimos hacer la ruta a oscuras y escuchar como suena una selva de noche.


El segundo día fue El Día, era hora de cumplir uno de mis sueños y de las razones por las que vine a Australia, visitar la barrera de coral. Este día amanecimos rodeadas de pavos, nos hizo un día estupendo para ver vida marina (inciso aquí: llevaban más de dos semanas con días horribles e imposibles para visitar el coral). Las semanas previas me las pasé investigando compañías y diferentes zonas para visitar, tenía unas expectativas muy bajas debido al estado del coral, el blanqueamiento, calentamiento global, contaminación, excesivo turismo... Esperaba ver paredones enormes llenos de corales de colores llamativos y nada que ver con eso, hubo un momento en el que tuve esa sensación y es con la que me quedo pero fue haciendo submarinismo y no snorkel. En general había bastante coral sano pero se podía ver también muchas zonas destrozadas, blanqueadas. Eso sí, peces de todos los colores y formas, tuve la suerte de ver pez payasos, una tortuga y una raya así como ballenas y delfines desde el ferry. En general estaba mejor de lo que me pensaba pero me quedo con ganas de más.


Tras cumplir con nuestro principal objetivo ya tocaba fluir por los alrededores de Cairns, quizás el 50% del viaje ha sido seguir los nombres de los lugares como por ejemplo Kewarra Beach, parada esencial, un pis, lavado de dientes y primera playa paradisiaca que pisábamos. Nuestra ruta era dirección norte hacia Cape Tribulation, para ello había que coger un ferry que a priori nos pareció barato 28$ ida y vuelta, tras montarnos entendimos porque era tan barato, eran solo 20 metros de recorrido en un ferry del año de mi tatarabuela. Nos adentramos en una de las selvas tropicales más antiguas del mundo: Daintree Rainforest. Las probabilidades de encontrarnos un cocodrilo eran quizás de un 80% pero se ve que nosotras pertenecemos al 20%.

Solo por las carreteras y los paisajes merece la pena, llega un punto que se hace muy turístico con tantos cafés y campings, intentamos evitar ese tipo de sitios así que nos metimos en un pista que llevaba a una charca donde conocimos a una chica de Nueva Zelanda que conducía a una prima de Curra. Pernoctamos en medio de la selva y a eso de las 18:55 estábamos ya en la camita. 



Otro título para esta publicación podría ser "En busca del Fig Tree perdido", en esta zona los Fig Tree (árboles formando catedrales, cortinas o simplemente monstruosidades) son un punto clave de turismo, hay como dos o tres bastante emblemáticos, a priori yo iba buscando una higuera hasta que descubrimos que se trataba de un Ficus virens, sin duda el más sorprendente fue el Courtain Fig Tree, este particularmente ha invadido tres árboles formando una cortina de raíces de 15 metros de altura.




Sin quererlo hicimos la ruta de la selva en el sentido contrario, me explico, lo común es entrar e ir visitando todos los puntos importantes de esta selva. Nosotras llegamos hasta el final (no continuamos porque la carretera solo estaba preparada para 4x4), al día siguiente fuimos bajando y parando. Con esto tuvimos la suerte de estar solas en casi todas las paradas del camino. Una de las paradas fue en una playa que había junto a la carretera donde no había casi hueco para estacionar, allí encontramos un árbol gigantesco y precioso, preparado para hacer muchas fotos posturetas. Continuamos visitando Cow Bay que la verdad sin más después de haber visto tres o cuatro playas de la zona, al final son todas casi iguales, os las podéis imaginar como las playas de Piratas del Caribe. 



Todo cambia cuando vemos en el mapa otra "Dirty Road" (otra pista) y por supuesto allá que fuimos a Cape Kimberley sin pensarlo, sin duda alguna mi playa favorita de todo el viaje. La bautizamos como la "Tarifa Australiana", es una playa kilométrica, con algo de viento, palmeras y casi vacía (solo nos cruzamos locales paseando a los perretes). Una buena siesta para recargar pilas y continuamos hacia Port Douglas donde nos reencontramos con nuestro antiguo compañero de casa Diego. Sin duda ver el atardecer en el Anzac Park es requisito indispensable si viajas por esos lares. Esa noche la pasamos en la calle de atrás del hostel donde Diego vive, yo me enamoré del hostel y el estilo de vida de Port Douglas, un sitio donde trabajar, ver puestas de sol con cervecita, música y amigos. Con playas, selvas, rutas, mar y corales; ya tengo meta para el siguiente invierno australiano, pasarlo por allí. A la mañana siguiente nos aprovechamos del desayuno del hostel y desayunamos como reinonas después de ver la salida del sol en Four Mile Beach.


El siguiente destino para lo que quedaba de viaje era indagar Atherton Tableland (meseta) y evaluar sus cascadas. Sin duda esta región nos sorprendió para bien, la mezcla de campo, cultivos de caña de azúcar, montaña, selva, ganado y pueblitos cautivó nuestros corazones. Por toda esa zona tienen montado un sistema de trenes que transporta la mercancía y está comunicado con todos los cultivos por lo que a veces hay que parar (o que Yoli decida parar) y esperar que crucen los trenes por la carretera. Sin querer y queriendo paramos en Yungaburra, decidimos parar por su nombre y luego descubrimos que lo teníamos apuntado en nuestra guía del viaje (en alguna ocasión empezábamos a conducir sin destino fijo). Este pueblo nos robó el corazón por su gente, sus calles con flores, sus establecimientos y por su río con ¡Ornitorrincos! fuimos muy afortunadas viéndolo nada más llegar. La primera noche por esas tierras la pasamos en medio de la nada, entre Asturias y Galicia. 





Según google maps vimos nueve cascadas pero yo juraría que fueron más. Una de ellas realmente no la vimos pero la sentimos y escuchamos (una experiencia religiosa), fue la del primer día que llegamos de noche. Tuvimos la buena o mala suerte de que el día de las cascadas estaba muy feo, lo bueno es que había poca gente y no hacía calor para hacer las rutas y lo malo es que no nos pudimos bañar. Top 5 de cascadas (por si queréis cotillear por internet): Fishery Falls, Zillie Falls, Josephine Falls, Tchupala & Wallichier Falls y Dinner Falls. La primera es mi favorita, para llegar hay que andar casi 3km de subida que es mortal y te hace plantearte muchas cosas en la vida pero merece la pena. 

En general se nota que la gente está quemada de los backpackers, algunas veces son un poco siesos y bordes pero la gran mayoría son encantadores. Nos quedamos con el señor que nos recibió en Kmart con los brazos abiertos, las señoras de la oficina de turismo de Yungaburra, el señor que nos dejo unos prismáticos y nos explico todo sobre las aves y la historia de la región. Para ser temporada alta no estuvo nada mal, pasamos un viaje bastante tranquilo casi solas en la carretera en muchas ocasiones, a la vez pudimos socializar con gente local y con una chica de Nueva Zelanda que como nosotras estaba fluyendo. Al final este viaje se ha tratado de fluir y desconectar y creo que lo llegamos a conseguir, dejar los horarios, las preocupaciones y los altibajos que Sydney nos genera, porque otra cosa no pero nos hemos reconciliado con Australia, a partir de ahora va a ser importante diferenciar Sydney de Australia, diferente estilo de vida, gente, costumbres, ritmos y no somos las únicas que lo corroboran. 


Gracias Yoli por acompañarme, deseando estoy de empezar a planear la siguiente escapada, ¡nos vemos por casa!

26/3/18

Anda mira... una serpiente!



Una nueva entrada ha llegado a su dispositivo electrónico! Hace unos días se cumplía mi mes aniversario en Commonwealth of Australia, dos meses aquí y que mejor forma de celebrarlo que con un road trip, la verdad es que siempre estamos buscando cualquier excusa para celebrar algo (para que mentirnos). En esta ocasión contábamos con Yoli (Canaria, informática, montañera y la mar de apañada), Julieta (Valenciana, Fashion Designer, Artista en genera) y Daniela (Colombiana, abogada, primera vez que viajaba con nosotras, esperemos que no se haya asustado mucho). María en esta ocasión no pudo acompañarnos pero la tuvimos muy presente.


Cuatro chicas, un coche estupendo, dos tiendas de campañas y mucha comida y vino. Una servidora empezó el viaje como conductora y con Yoli de copiloto, todo iba de maravilla, nada podía salir mal a 10 min de llegar a nuestro primer destino pero se trata de nosotras así que puestas a perderse mejor hacerlo por unas minas al aire libre donde no corrimos mucho peligro pero la estampa era un cuadro, ese momento en el que dos camiones de minas (como los que salen en DMAX) grandes como tres coches en paralelo a lo ancho y a lo largo se cruzan con nosotras, lo mejor fue el actuar con naturalidad. Una vez solventamos esa pequeña perdida, llegamos a Killalea Beach, una reserva natural para surferos. Se me antojó hacer surf y a base de preguntar donde podía alquilar una tabla conseguí que una chica me dejase la suya, disfruté como una enana. Me conseguí levantar en la primera ola y en unas cuantas más, eso sí, me quedé en la orillita porque la tabla no tenía invento y claro suponía un peligro dejarla suelta, todo iba a pedir de milhouse hasta que en una de las caídas me hice daño en la rodilla.

Una vez comimos, paseamos y disfrutamos de la primera playa, fuimos a explorar Jones Beach donde se encontraba The Cathedral Rock, una zona de roca volcánica. Estuvimos de paseo, fotografía y poco más. Se acercaba la noche y eso suponía montar el campamento, tras una inspección por aquella playa encontramos un sitio perfecto para acampar, lamentablemente decidimos no acampar porque parecía que iba a llover, al fin y al cabo dormir en el coche tampoco está tan mal, además, después de una clase de yoga la espalda se puede adaptar a todos los recovecos de un coche. Cena, vinos y charla en el playground del barrio, no hubiéramos encontrado un sitio mejor. 


Los dolores de rodilla me despertaron cada dos o tres horas pero pude aprovechar para ver el cielo lleno de estrellas y disfrutar de la salida del sol. Hay colores y sensaciones a veces indescriptibles, esa mañana fue uno de esos momentos que no sabes como explicar, solo notar como puedes levitar (stop momento intensita). Una vez todas estábamos activas partimos hacia un supermercado, el Coles para variar y ya de paso una vuelta por el Kmart, una visita nunca está de más. Nuestro próximo destino fue el Minnamurra Rainforest National Park, forma parte de Budderoo National Park. Ha sido por lo único que hemos pagado (a parte del coche y la comida), por tan solo los 12$ del parking puedes disfrutar de “The Falls Walk”, una ruta por una selva llena de animales salvajes y cascadas. Tuvimos la suerte de ver una serpiente, pavos salvajes y algún que otro hongo encantador. La cascada más grande supuestamente estaba cerrada por obras pero pudimos acercarnos a hacernos alguna foto. 



Tras un par de horas caminando tocaba comer y descansar en otra playa, Bombo Beach. Fue una breve pausa ya que antes de las 14:44 había que estar en el Blowhole de Kiama, básicamente es un orificio en la roca por el que sale agua en función de como este la marea. Estaba a tan solo siete minutos en coche pero cuando llegamos no es que estuviese en su momento más épico. Echamos un ratito explorando las rocas y haciendo alguna que otra foto, dimos un breve paseo por el pueblo y viendo que la lluvia estaba cada vez más cerca tomamos la decisión de volver. A la vuelta teníamos a una magnífica conductora, Julieta, pero a la hora de dar directrices no nos entendimos muy bien y tomamos el camino más largo, como todo en esta vida, si estas acompañada de música no pasa nada. 

En general han sido dos días de organización e improvisación, días bastante exprimidos y disfrutados. Una desconexión al mes con este tipo de viajes nunca viene mal. Gracias a ellas y gracias al universo por este fin de semana. 



5/3/18

The more money you have, the more dirty you are



Buenas colegas! He sobrevivido una semana más en Sydney, digo sobrevivido porque vivir aquí es como estar jugando a una gymkhana constantemente. Alguien me dijo que las semanas aquí parecen meses y a día de hoy le doy toda la razón. Todas las cosas que te pueden llegar a pasar en uno o dos meses, aquí las puedes llegar a vivir en una sola semana. Mi semana comenzó el domingo (como los ingleses) cuando volvimos de Jervis Bay, me tocó dejar el coche, pude con ello y con sobresaliente. Ese mismo día hice la mudanza al cuarto de arriba, con un maravilloso cuarto de baño propio y una estupenda terraza y además más barato! La mañana fue de maleta para arriba, bolsas para arriba, lámpara de piña… Con mi cambio de cuarto llegó Jack, un Aussie, que para ser de aquí, se le entiende súper bien y además toca la guitarra! Art y yo fuimos al Kmart (como el  Primark de aquí) y tomamos prestado un carrito, una cosa muy sencilla de hacer en España, aquí es complicado porque si sales del centro comercial el carro bloquea la rueda y no te lo puedes llevar, lo que pasa es que los ingenieros de estos carritos muy espabilados no fueron porque se bloquean si los empujas normal hacia delante pero si les das la vuelta y tiras de ellos te lo puedes llevar con toda tranquilidad y normalidad. 

El lunes fue normal, de clases, compras para la nueva room y poco más. El martes sí fue más especial, tenía cita con una doctora de la UTS (Universidad de Sydney), ella trabaja con microalgas y corales, total que me ha adoptado y va a ser mi supervisora en un master of research, en julio si todo va bien, empiezo. Desde el martes hasta ahora y hasta a saber cuando voy a estar de papeleos… un quebradero de cabeza, pero sé que va a merecer la pena,  llorando de emoción con los laboratorios. El miércoles dentro de lo que cabe fue normal, la noticia que peor llevamos fue que Mr. Cho está vendiendo la casa.


El jueves fui a limpiar un apartamento que estaba en un edificio de la city, en la planta 19. Menudas vistas tenía el señor en la casa, por vistas como esas merece la pena hacer este tipo de trabajos. Por la noche celebramos el día de Andalucía con una buena ensaladilla rusa, cerveza, música y amigos en la azotea. 

Llegó el viernes y con él más casas para limpiar, pero al menos acompañada. Yoli y yo hemos hecho un buen “mochos team”. Al final por horas no nos compensó el trabajo pero al menos echamos nuestras risas, y nos han hecho fijas en una casa de una pareja de muchachos muy apañados. Lo importante a señalar fue el doblar 40 camisetas blancas y 20 negras, juro que no exagero. Entre eso y la odisea que montamos para comprar un producto de limpieza… era un “carpet cleaner” y el chiquito del supermercado me pedía el carnet de conducir y solo le valía el australiano, yo no cabía en mí del asombro, preguntándole que por qué era necesario si solo quería el producto y el erre que erre con el carnet, intentamos que algún australiano nos lo comprase pero no querían dar sus datos (razonable), al final resultó que el chiquito entendió que queríamos alquilar la máquina y por eso nos pedía la documentación pero yo no se qué parte no entendió de “liquid carpet cleaner”, como le dije al muchacho “esto en el Coles no pasa”. Que tiemble Australia el día que Mercadona llegue. 

Sábado sabadete, otra casa para limpiar, la de un francés súper majo, me invitó a café, me puso música para limpiar y cuando estaba en el salón me puso TVE, pude ver el temporal que está arrasando mi Cai. Ese mismo día se hizo oficial que Cho vende la casa, tenemos cerca de cuatro meses para encontrar otra, justo cuando por fin me medio consigo asentar… 

Pero ninguna noticia me iba a quitar a mi las ganas de salir al Mardi Gras, el primer orgullo al que iba y en Sydney! Fuimos a casa de un amigo a beber y a eso de las siete y pico fuimos a ver el desfile, pero de desfile poco, había como 400 carrozas y todas pasaban como si de Fast and Furious se tratara… Ese mismo día, esa misma tarde/noche me pasó una de las cosas más bonitas que me ha pasado nunca, estaba hablando con mi compi de casa cuando sin querer se me cayó el anillo de mi madre al césped (anillo al cual le tengo mucho cariño y raro es el día que no me lo ponga). Total que empezamos a buscarlo y no lo encontrábamos, me entró mucho agobio que hasta terminé llorando, de repente alzo la vista y me veo a cerca de 20 personas desconocidas buscando mi anillo, hice el intento de decirles que no se preocuparan, que se fueran de party que ya lo buscaba yo, pero querían ayudar, finalmente María lo encontró, le debo la vida, prometo hacerle una tortilla y lo que haga falta. Ese momento de tener el anillo y cerca de 20 personas celebrándolo conmigo, dándonos abrazos, fue mágico. 

Aun así no todo va a ser bueno, mi querido y amado Art se ha mudado de casa esta semana, de momento está cerquita pero llegar a casa y que no esté proponiendo planes se me va a hacer raro. Voy a echarlo mucho de menos, pero que ni se le pase por la cabeza que se va a deshacer de mí tan fácilmente. Tiene que seguir llevándome a sitios de comer y enseñarme a hacer Pad Thai. 


26/2/18

Jervis Bay es lo que hay


Un mes por estos lares y que mejor manera de celebrarlo que un mini viaje road trip, después de este fin de semana queda comprobado que en tres días se puede organizar un viaje. Esta aventura empezó un viernes cualquiera a las cinco de la tarde yendo a por el coche de alquiler, tuvimos la suerte de recibir un coche más grande, y menos mal porque entre los cinco, las maletas, las tiendas de campaña, las cervezas y la comida no cabía ni un alfiler. A todo esto cabe mencionar los nervios de sacar un coche en el que el conductor está en el otro lado y el sentido de las carreteras es al revés de lo que estamos acostumbrados, menos mal que no me tocó a mí sacarlo… Tras tres horas de conducción llegamos al pedazo de apartamento alquilado por María (un fuerte aplauso para ella por favor). El apartamento contaba con todo tipo de comodidades,  desde chimenea hasta mesa de pin pon, le faltaba la piscina pero tampoco estamos aquí para exigir que ya bastante bien nos salió de precio (típicas triquiñuelas de pagar para seis personas y en realidad ser 9, quién no lo ha hecho alguna vez). 



La primera noche la pasamos despiertos haciendo pues lo que los jóvenes de nuestra edad hacen, cerveza por aquí, cubata por allá, cantos por aquí, bailes por allá, juegos por aquí charlas por allá. Yo decidí no dormir porque sabía que me iba a sentar peor así que me fui con Imanchu (muchu para los amigos) a explorar, tuvimos el privilegio de ver dos canguros que salieron corriendo en cuanto nos escucharon. También aproveché para coger el coche e ir a tomar un cafelito a la “ciudad” cercana, ciudad entre comillas porque es como el típico pueblecito americano de película pastelosa o de miedo.  


Una vez todos se despertaron y espabilaron pusimos rumbo a alguna playita salvaje, gracias a que íbamos con gente experimentada, fuimos a una maravillosa playa de arena blanca como la cal, la cual chirriaba cuando andabas, por lo visto es debido a los silicatos, digo yo que la estructura de cristal que tienen hace que al haber fricción suenen de esa manera (si me equivoco que alguien lo ponga en comentarios). Nos pasamos toda la mañana (yo al menos) disfrutando de las vistas que rodeaban al entorno, de los pececillos que pude ver, de las rocas, conchas y biodiversidad que me rodeaba a cada metro que avanzaba. Por la tarde fuimos a otra playa, esta estaba al lado de una zona residencial por lo que no era tan impresionante pero no problem! Para el intento de acampada íbamos a volver a la primera playa, digo intento porque nos dio tiempo a cenar, ver las estrellas y echar un ratito antes de que llegase una señora tormenta. Lamentablemente nos volvimos a Sydney a eso de las 12 de la noche, pero aguarda Jarvis Bay porque pienso acampar en una de tus paradisiacas playas…


Pd: Gracias tropa por la organización, la compañía y las tonterías, sin gente como vosotros esto no hubiese sido lo mimo.

18/2/18

Primer mes en Sídney



Hoy hace tres semanas que asistí a un evento de AussieYouToo, una BBQ donde conocí a mucha gente y una de las conclusiones a las que llegaba todo el mundo es que en Sydney/Australia el tiempo pasa volando. Justo ese día hacía una semana de mi llegada a Sydney y yo era un poco escéptica a esa conclusión, me había pasado siete intensos y eternos días buscando casa, a día de hoy puedo afirmar que el tiempo aquí vuela. 



Ha pasado un mes y lo normal sería que ya hubiese encontrado trabajo pero como no tengo experiencia y soy muy parda mintiendo, estoy todavía en ello. A principios de semana estaba feliz porque supuestamente había conseguido un Trial (un día de prueba en un restaurante), pero aún sigo esperando la llamada. Cansada de salir a la calle yendo de restaurante en restaurante decidí meterme en Airtasker, una web donde la gente pone tareas y a esas tareas les asigna un precio que tu puedes negociar. De momento llevo hecha dos, desmontar un armario del IKEA por 42$ y limpiar unos armarios por 60$, podréis pensar: vaya estudiar una carrera y terminar limpiando armarios, pero la verdad es que a mí no me importa, me siento orgullosa de mi misma, estar consiguiendo dinero para pagar el alquiler, ahorrar para viajar y lo que de. Además haciendo cuentas, gano más aquí de Cleaner que si estuviera en España trabajando de lo mío, no me quita las ganas de trabajar de lo mío porque es lo que me gusta, pero hace que aquí se viva las vida y el día a día con otra filosofía. Además te consuela saber que no eres la única, la mayoría de estudiantes aquí se dedican a eso, trabajar en restaurantes, en la construcción, limpiando... luego tenemos el privilegio de poder ir a lugares increíbles. 


A día de hoy me siento muy a gusto en la casa, pese a lo vieja que está, la de bichos que me encuentro y lo raro que es el casero. Lo normal en cualquier casa de aquí es encontrarse cucarachas por las mañanas y por las noches, yo tengo la suerte de encontrármelas muertas. La verdad es que en la casa he tenido mucha suerte, me he hecho muy amiga de Art, un tailandés que me cocina noche sí y noche también, es super bueno y siempre esta dispuesto a ¡party!

Llevo un mes y todavía me quedan mil cosas por explorar en Sydney y alrededores, espero no relajarme mucho porque no me quiero ir de aquí sin verlo todo! Además esta ciudad es maravillosa, todos los fines de semana, absolutamente todos, hay algún evento: carnaval, año nuevo chino, Mardi Grass, conciertos, festivales, mercados, fiestas... es imposible aburrirse o decir "hoy no tengo nada que hacer".

Otra cosa que me está flipando es el arte callejero, la de murales que hay, ya puedes estar en la City o en un barrio tranquilo que siempre te vas a encontrar alguna pared pintada. Otra gran verdad de esta ciudad es que  todos los días se aprende algo nuevo. Ayer por ejemplo aprendí que cuanto más grande la araña, menos peligrosa es, aunque siempre hay excepciones. 




27/1/18

Primeros días en Sídney

Hi mate! Como sabréis, estoy ya por Australia, tan solo 22 horas de viaje para llegar a la otra punta del mundo. Un viaje que la verdad ha sido una odisea, empezando a las 5 am con cara y cuerpo de sueño. Primer paso, facturar el equipaje y este simple acto vino acompañado de un microinfarto, al señor de facturación no le aparecía ¡mi visado!... se quedó todo en un susto, por lo visto no puso bien mi apellido. Primer vuelo 6 horas a Qatar, bastante ameno, la escala de 4 horas fue muy necesaria para ir al baño con tranquilidad, estirar las piernas y pasar un poco de calor. El segundo vuelo... un horror, he ido en asientos de Ryanair más cómodos que esos, eso sí en ambos vuelos las azafatas muy amables ofrecían agua, zumos y refrescos cada hora (free). 

Segundo paso (una vez en tierra), ir al apartamento en transporte público. Me costó bastante encontrar un punto de información, cada vez que preguntaba me mandaban a un sitio distinto (igual yo entendía mal). Una vez lo encontré me hice con la Opal Card y la chica que me atendió me buscó amablemente por google maps la mejor forma de llegar a casita. Una vez llegué, del empanamiento que llevaba encima no conseguía encontrar el apartamento pero un muchacho, Harry, muy majo me ayudó incluso con las maletas. 

La primera semana fue un poco agobiante porque lo único que he hecho ha sido buscar una habitación y no era muy exquisita: habitación privada, cerca de mi escuela, cocina y baño limpios, un presupuesto de 300 dólares por semana como máximo. Tras cinco días visitando antros, cuchitriles, zulos... por fin encontré una habitación que cumplía mis requisitos así que dije que sí del tirón, no tenía esperanzas en encontrar algo mejor y aquí como la gente va y viene, si dentro de dos meses me quiero cambiar pues ya busco con tranquilidad. 

En estos días me he pateado el centro de arriba a bajo, he ido a Bondi beach (la playa más famosa de aquí, no por ello la mejor), he visto la Opera de Sydney, el puente Harbour, China town... pero si duda lo he empezado a disfrutar una vez he tenido la tranquilidad de tener casa y eso ha coincidido con el Australia Day, el día nacional que todo australiano vive fervientemente. 

Durante esta semana he sacado algunas conclusiones de esta gran ciudad:

1. Cuesta mucho trabajo encontrar una papelera, incluso en las calles principales de los pequeños barrios que forman esta gran ciudad.

2. Es una ciudad de contrastes en todos los sentidos, lo mismo estás en un barrio de casitas muy monas, con aceras anchas, árboles, gente paseando con toda la tranquilidad... y a los diez metros estás rodeada de grandes edificios y aglomeraciones (aunque nada agobiante en comparación con Madrid y Barcelona)

3. En general es caro pero depende de qué, comer por los barrios en chinos, japoneses, vietnamitas, comida griega... puedes encontrar platos por 6 dólares, lo que viene a ser 4 euros. En los supermercados hay productos con precios como en los de España pero otros como el pescado, algunas verduras, frutas... que se sale de presupuesto. 

4. El transporte público es caro, cuando entras picas la tarjeta y cuando sales vuelves a picar, al final te cobran en función del trayecto que hayas hecho. Cuando llevas 8 viajes en la semana, te hacen un 50% de descuento en todos los trayectos y los domingos hagas el trayecto que hagas, como máximo te cobran 2,6 dólares. También si haces trayecto de ida y vuelta en menos de X tiempo, no te cobran el viaje de vuelta. Vamos un lío.

5. Los semáforos tardan cinco segundos en verde y luego empiezan a parpadear en rojo por lo tanto vives en tensión ya que no sabes si seguirá o no parpadeando. La gente no conduce tan mal y dejan pasar siempre a los peatones.

6. Es real, la gente va descalza por la calle, no en la ciudad pero sí por los barrios y/o zonas cercanas a la playa.

7.  La gente es muy muy muy amable, te preguntan si necesitas ayuda, de donde eres, qué tal estas, cuánto tiempo te quedas, qué vas a hacer, qué has visitado...

8.  Aquí los bazares chinos son más caros que lo supermercados o tiendas de verdad. El otro día me cobraron casi 9 dólares por tres fiambreras (tupperwares de toda la vida) y luego vi unos de mejor calidad en un supermercado por 6 dólares.

9. Los estudiantes son capaces de vivir en unas condiciones de insalubridad impresionantes. Viven rodados de suciedad en las zonas comunes, las cocinas, los baños... ni en las películas de miedo de casas abandonadas he visto yo tanta mierda. 

10. La gente suele salir cualquier día de la semana, la "fiesta" suele acabar pronto por lo que les da lo mismo si es martes, jueves o sábado. La cerveza está cara pero se aprovechan mucho la happy hour, yo aun no he probado ninguna y deseando estoy.