Entrada la primera semana de 2015, reunida con mis amigos de
siempre planteamos la idea de ir un fin de semana a Sierra Nevada, la estación
de esquí de Granada, la idea parece que tuvo bastante éxito.
En cosa de un par de semanas teníamos casi todo planeado, fue
difícil ponerse de acuerdo con las fechas ya que cada uno terminaba los exámenes
en días diferentes, por eso al reservar apartamento con tan poca antelación fue
difícil y quizás más caro, pero lo conseguimos.
Para algunos era la primera vez que veían la nieve y ver sus
caras de enanos tocándola, jugando con ella, fue como volver a tener 8 años, la
edad con la que mi padre me llevo a tirarme en trineo. De estos Momentos mágicos
difíciles de explicar.
De mis partes favoritas fue descender una y otra vez las pistas,
al principio doloroso porque estaba todo el tiempo en el suelo pero tras muchos
intentos lo conseguí, estaba sintiendo la misma libertad y adrenalina que
cuando me subo en la tabla de surf, sin duda una de mis sensaciones
favoritas.
Y sobre todo, como en todos los viajes, me quedo con la gente
con la que los compartes y los momentos que vives con ellos, dignos de recordar,
como las caídas y tropiezos por la nieve que resbala (más de uno se dejo las
rodillas), las caídas con la tabla de snow o los esquís, las canciones
mañaneras...
Sin duda alguna repetiría.
Siuuuuuuu
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